Por: Marco Luis Patiño
Antes de vivir en Arizona, me lo advirtió un compadre “O te guardas y te escondes, o le huyes al calor yéndote a las montañas, o más pa’ arriba”.
Los calorones llegan hasta los 124°f (47°c) en Phoenix y hasta los 114|°f (45°c) en Tucson, las calles de ambas ciudades lucen desoladas en las horas medianas del día, tal y como si hubiesen atacado los “apaches”; solo algunos comercios están abiertos y se ve muy poco tráfico vehicular.
Así que para veranear tengo, por fortuna, varias opciones que me dieron amigos y familiares que ya tienen años viviendo por estos lares.
1) Comprarme un aire acondicionado, prenderlo y disfrutarlo; mientras organizo un maratón de películas por cable, o una comida con amigos, o cursar un taller de cocina para preparar mis propios alimentos, leer aquél libro que hace mucho tiempo tengo pendiente, y así, un programa de actividades que pueden realizarse dentro de casa.
“Nosotros, por ejemplo, los fines de semana nos juntamos en la casa para ordenar comida de algún restaurante y nos ponemos a ver películas o series por televisión, muy a gusto”, me dice una amiga que ya lleva varios años viviendo por acá.
2) Comprarme/alquilar una alberca para instalarla en casa o buscar clubes deportivos para practicar la natación y al mismo tiempo como método para amortiguar el calor extremo.
“Una mitad de las casas tienen alberca, y si no la tienes compras, no puede faltar en ninguna casa., porque el calor es insoportable”, me cuenta una pariente, “es la tradición, inclusive la gente renta casas con albercas”.
Me asegura que rentar residencias con alberca para organizar comidas familiares, es una maravilla, pues ya sea con carne asada o con mariscos, me podré remontar a las sonorenses como San Carlos, Bahía Kino o Puerto Peñasco.
3) Viajar a lugares no tan alejados, para salvaguardar mi economía y para salvaguardarme también del posible contagio por Covid 19, pandemia de la cual no nos hemos librado y contra la que debemos continuar con las medidas pertinentes: Sana distancia, vacunarse, usar cubrebocas, etc.
“Salirse a lugares más altos y fríos, a donde están las montañas, los ríos, y donde hay cabañas”, me indica mi compadre.
Sobre la tercera opción, amigos y familiares me recomendaron varios sitios que me resultan bastante interesantes.
Phoenix
Una ciudad moderna ubicada en pleno Valle del Sol, a menos de 2 horas de Tucson, para la que se necesitaría por lo menos una semana para conocer entera. Cuenta con el Jardín Botánico del Desierto donde se exhiben la flora de la región; el Museo de Arte que alberga más de 18 mil obras de arte; el Parque Pápago donde se puede realizar caminatas en pleno desierto, improvisar un pic nic o retozar alrededor de una laguna. Su urbanismo incluye malls, restaurantes de reconocido prestigio, estadios deportivos y una sala de conciertos. No suena aburrida, Phoenix.
Sedona
Es la ciudad de las grandes rocas rojas.Los residentes de Tucson y Phoenix la mencionan como anhelando vivir en ese lugar. Clima agradable, agua cristalina y aire limpio, además de paisajes hollywoodescos que nos remontan a historias western, es lo que caracteriza a esta ciudad ubicada a 4,300 pies (1, 300 metros) sobre el nivel del mar y a 90 minutos de Phoenix. Ofrece recreación en parques naturales, paseo a caballo, campos de golf y resorts de primer nivel, así como lugares con cabañas.
Flagstaff
Si durante el invierno este lugar es idóneo para esquiar, en verano resulta un oasis muy recomendable para visitar: senderismo bajo inmensos árboles, grandes montañas que admirar, paseos en balsa, un lago apacible donde improvisar comidas, un parque para las aventuras más extremas, y a solo 90 minutos de distancia del Grand Cnyon, el santuario de las rojas montañas rocosas más hermosas del mundo. A 2 horas 15 minutos de Phoenix, y casi 4 horas de Tucson.
Madera Canyon
El destino paradisiaco más cercano a Tucson, a sólo 40 kilómetros de distancia. Grandes montañas entre las que emergen cabañas de madera donde puedes esperar que pase el verano, o por lo menos en los días de asueto. Practicar el alpinismo, el ciclismo, el senderismo y deleitarse con la belleza natural que nos resguarda de las altas temperaturas.
Tumamoc Hill
Es un sendero de ida y vuelta de tan sólo 5 kilómetros, ubicado a las afueras de Tucson. Ideal para desenfadarse de las tardes/noches calurosas. Ahí se camina para ejercitarse, o para meditar, o tan sólo para sentir la libertad que nos provoca la naturaleza del desierto. Gigantescos cactus y flores silvestres, así como fauna silvestre, le dan la bienvenida a los paseantes.