Ahora que muchas personas pusieron en su lista de deseos y/o metas para este año recién llegado, ponerse a dieta, bajar algunos kilos que están demás, unos por salud, otros por estética y otros por ambas. Es muy importante recalcar que el equilibrio en la alimentación es esencial, pero a menudo se le confunde con seguir una dieta estricta que te privara de todas las “bondades” de los alimentos más ricos en sabor. La sociedad ha normalizado el consumo excesivo de alimentos ricos en grasas y sales, asociándolos con experiencias culinarias especiales. Cuando se propone una rutina alimenticia saludable, a veces se percibe como una dieta restrictiva generando resistencia. Es crucial cambiar la percepción y entender que comer bien no implica privación, sino proporcionar al cuerpo los nutrientes necesarios para una vida equilibrada y saludable; es muy común que en muchas ocasiones comemos para saciar el apetito y no tomamos en cuenta si estamos o no dando a nuestro cuerpo lo que requiere para estar en óptimas condiciones.
Es cierto, a menudo priorizamos el placer al seleccionar alimentos en lugar de considerar sus beneficios nutricionales. La falta de tiempo y presiones laborales pueden influir en elecciones alimenticias rápidas, pero no equilibradas. Es importante reconocer que un desayuno completo no solo satisface nuestro gusto, sino que también brinda los nutrientes necesarios. Incluir elementos como proteínas, grasas saludables y fibra contribuye a un desayuno equilibrado, proporcionando energía sostenida y apoyando el funcionamiento óptimo del cuerpo a lo largo del día. Se dice que un buen desayuno, el junto con un sueño restaurador, son la mejor batería para nuestro día a día.
Es común pensar que la cantidad es más relevante que la calidad en la hora de la comida. Sin embargo, la elección de alimentos nutritivos es crucial para mantener la salud. El abuso de grasas y carbohidratos puede tener repercusiones a largo plazo. Además, considerar la digestión no solo implica el tiempo que transcurre, sino también cómo afecta la calidad de los alimentos a la absorción de nutrientes y la energía sostenida a lo largo del día. Priorizar la calidad nutricional en lugar de la cantidad puede ser beneficioso para la salud a largo plazo. Comúnmente utilizamos una frase coloquial que reza “me dio el mal del Puerco”, para referirnos a esa pesades después de comer en grandes cantidades y que nos produce sueño y cansancio.
Es cierto, las costumbres alimenticias varían según las regiones, y la cena puede tener diferentes composiciones. En algunas regiones se acostumbra a cenar alimentos similares a los que ingieren al medio día, que suelen ser pesados y de difícil digestión, sin tomar un tiempo razonable entre la cena y la hora de dormir. En otras zonas se acostumbra algo más ligero como café y pan o Leche y pan. Mas ligero, pero no suficiente en cuestiones de nutrientes que requiere nuestro organismo. Sin embargo, es esencial considerar la calidad de los alimentos y el tiempo de digestión, especialmente antes de dormir. Optar por opciones ligeras como ensaladas o yogur puede ser beneficioso para evitar sobrecargar el sistema digestivo, lo que podría afectar el sueño y el descanso necesario para el bienestar general. Equilibrar la elección de alimentos en la cena es clave para favorecer un sueño reparador y mantener una buena salud.
Es importante la vida equilibrada pero en ocasiones las cotidianidades no siempre permiten tomar las mejores elecciones o no nos presenta opciones adecuadas y terminamos comiendo lo que está a la mano, pero lo que si esta en nuestras manos es moderar las cantidades de ingesta. Y procurar cuidar los tiempos sin llegar a sacrificarnos demasiado. No están prohibidos los tacos tan exquisitos que tanto nos gustan o las hamburguesas, ni las carnes o pollos, ni los postres o las bebidas, el secreto esta en las cantidades y la regularidad en que los consumismos. Hay que tomar en cuenta una cosa no es lo mismo comer bien que alimentarse bien. Buen Provecho…