Por: Marco Luis Patiño.
Al saberme positivo por Covid 19, lo primero que me recomendó un amigo que trabaja en el sector salud de la Ciudad de México y que observa a diario el comportamiento social de los más vulnerables ante el virus, fue: “calma, no te estreses, eso te ayudará tanto o más que los medicamentos”.
Y sí, los 15 días obligados de aislamiento me resultaron soportables y por fortuna mis síntomas no pasaron de las fiebres altas, fuertes dolores de cabeza, malestar en músculos y articulaciones, garganta irritada, pérdida de cabello, etc; etc; y libré la insuficiencia respiratoria.
En la nochebuena del 2020 me marcó la trabajadora social del Centro de Salud de Colima, pues fue en esa ciudad donde adquirí el virus y donde me diagnosticaron positivo, para decirme: “listo, ya está usted dado de alta”, y aunque aún me sentía “desguanzado” me creí curado totalmente del “bicho”.
En los días posteriores, en vísperas de la entrada al 2021, pretendí reanudar mis actividades ordinarias más básicas manteniendo el aislamiento en casa, pero pronto experimentaría las secuelas post-covid y me sentiría totalmente recuperado hasta mediados de febrero. Después de ese tiempo me realizaron una tomografía de pulmones, y me los encontraron sanos.
Aún ahora, ya con las dos vacunas de Sputnik V corriendo por mi sangre, persisten los síntomas de fatiga leve cuando camino más de 1 kilómetro o mi corazón se acelera cuando subo escaleras, lo que no solía pasarme antes de mi contagio porque en los últimos años he mantenido el hábito regular de ejercitarme.
También me he dado cuenta que al verme obligado a trasladarme por la Ciudad de México en transporte público generalmente abarrotado, y a convivir socialmente con alrededor de 5 o más personas al día, la vacuna hasta hoy me ha salvado de la re-infección y si acaso me he re-infectado, no ha pasado de amenazas de resfriados, leves dolores de cabeza y esas fiebres a las que coloquialmente llaman “calentura de pollo”.
En mi caso, pues, ha resultado hasta ahora aquello de que: “Las vacunas brindan una fuerte protección contra enfermedades graves, hospitalización y muerte por COVID-19”, que tanto la Organización Mundial de la Salud, gobiernos e instituciones de salud aseguran a diario para motivar a las personas a vacunarse.
He oído recientemente en un noticiario que en Estados Unidos de América existen aún 80 millones de incrédulos que no se han vacunado, y que eso está afectando el control de la pandemia y por consecuencia la reactivación de la economía.
Según un estudio del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, una persona no vacunada contra Covid 19 tiene 11 veces más posibilidades de morir, 10 veces más de ser hospitalizada y 4.5 veces más de contraer el virus, frente a una persona que sí lo está.
El índice de mortalidad se reduce a 2% en los ya vacunados
Al 10 de septiembre de 2021, 59.6 millones de mexicanos habían sido vacunados y de éstos 36.8 millones ya inoculados con las dos dosis obligatorias; es decir casi el 50% del total de la población en el país. Y aunque los contagios no han cesado, según la Secretaría de Salud, el índice de mortalidad se ha reducido del 22% en las fases sin vacuna, a un 2% ya en fase de vacuna.
La pregunta obligada en la actual fase de la pandemia es: ¿Por qué ahora los niños, adolescentes y adultos jóvenes están más expuestos al Covid 19? La Organización Panamericana de la Salud, ha respondido:
- Por la reanudación de las actividades escolares y laborales de manera presencial.
- Porque es este sector el que menos ha acatado los protocolos ya conocidos de prevención.
- Porque subestiman o hacen caso omiso a los primeros síntomas del Covid, atendiéndose ya cuando requieren ser hospitalizados.
- Porque no se ha autorizado la vacunación a los menores de 18 años.
Recordemos que el criterio de vacunación en todo el mundo priorizó a los adultos mayores y las personas con enfermedades degenerativas, por lo que los ensayos iniciaron con ellos y por lógica descendente restarían vacunarse primero a los menores de edad de hasta 12 años, y posteriormente de hasta 5 años.
La duda de vacunar o no a los menores de edad, es porque se han notificado casos de miocarditis y pericarditis en adolescentes y adultos jóvenes con más frecuencia después de recibir la segunda dosis de las vacunas Pfizer-BioNTech o la de Moderna, según el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. En este país ya existe la posibilidad de la inoculación para este sector de la población, bajo dicha advertencia.
Aquí en México, la Secretaría de Salud ha adelantado que se prevé vacunar alrededor de 1 millón de niños y adolescentes de 12 a 17 años que son más vulnerables al Covid 19, una vez que exista la evidencia y consenso científico de la efectividad de una vacuna comercial que apenas está en etapa de ensayo. Dichos niños padecen enfermedades como cáncer, insuficiencia renal o hepática, VIH/sida, con trasplante de órganos, enfermedades congénitas y otras que disminuyen el sistema inmunológico.
Expuesto lo anterior, pareciera que la vacunación masiva terminará por controlar la pandemia del coronavirus que nos tiene en jaque mundial en los últimos días del 2020 y el cual ha cobrado la vida de 4.55 millones personas, de un total de 219 millones de contagiados en todo el orbe.
Si bien las pérdidas humanas por Covid 19 representan apenas el 2.7 de la población mundial, la pandemia nos ha costado millones de lágrimas, dejado familias incompletas, colapsado sistemas de salud, provocado crisis económicas y exigido inversiones multimillonarias en vacunas.
Sin embargo, después de la tempestad persiste la gran pregunta: ¿Y la humanidad, volverá a la calma?
Variante «Mu» en Arizona
Tras la detección de la variante “Delta” que reactivó a la pandemia en varios países durante el presente año, surge otra denominada “Mu” que ya fue detectada en el estado de Arizona. Esta son sus características
- Es conocida científicamente como b.1.621 o Mu que podría ser resistente a las vacunas porque elude los anticuerpos proporcionados por las mismas.
- Identificada por vez primera en Colombia en enero de 2021, y fue llamada “mu” por ser la décima variante detectada hasta ahora y en correspondencia a la letra del alfabeto griego que lleva dicha numeración.
- Es considerada una variante de interés que amerita una vigilancia reforzada.
- En Arizona de 61 pruebas en las que predominó la detección de la variante “delta” (que es más contagiosa, pero no resistente a la vacuna), se detectaron dos casos de la variante “mu” que están siendo observados
- Aunque se supone que “mu” podría ser resistente la vacuna, aún no existen las evidencias científicas suficientes para asegurarlo, por lo que las autoridades sanitarias sugieren que de igual forma las personas se sigan vacunando, pues así se presuponía con la variante “beta” surgida en Sudáfrica.
Fuente: Universidad de Arizona y OMS
Síndrome post covid
•La mayoría de las personas con COVID-19 experimentan síntomas leves o una enfermedad
moderada.
•Aproximadamente el 10-15 % de los casos evoluciona a una enfermedad grave, y alrededor del 5 % se vuelve críticamente enfermo.
•Normalmente las personas se recuperan de la COVID-19 después de 2 a 6 semanas.
•En algunas personas, algunos síntomas pueden persistir o volver a aparecer por semanas o meses luego de la recuperación inicial. Esto también puede ocurrirle a personas con una enfermedad leve.
Las personas no contagian a los demás durante este tiempo.
•Algunos pacientes desarrollan complicaciones médicas que pueden traer problemas de salud duraderos, tales como:
*Fatiga crónica
*Tos, congestión o dificultad para respirar
*Pérdida del gusto o el olfato
*Dolores de cabeza y cuerpo
*Diarrea, náuseas
*Dolor de pecho o abdominal
*Confusión ‘Niebla mental del COVID’
Fuente: OMS