Por: Dra. Nadia Álvarez Mexia
Recuerdo de niña cuando mi padre, de espíritu libre y bohemio, ponía el cassette o el disco de José Luis Perales y escuchaba una de mis canciones favoritas, que lo sigue siendo: “Con una sonrisa”. He estado pensando mucho en esta canción porque por alguna razón, a pesar de cualquier circunstancia, he optado por sonreír, lo cual tampoco quiere decir que se deba omitir la angustia, el dolor, la tristeza y por lo tanto, el llanto.
En estos últimos años, la humanidad ha vivido y experimentado -casi a la par- una misma circunstancia, pero también hay regiones en el mundo que viven, de manera local, situaciones que pueden borrar de la cara de sus habitantes esa sonrisa de alegría y gozo por la vida.
Por otra parte, existe la condición humana, la que pasa por una crisis de salud física, emocional o mental. Entonces he pensado mucho en esta canción y su significado, dándole un sentido aún más metafórico a lo que decía su cantautor.
Con una sonrisa uno puede “comprar” cosas que son intangibles pero necesarias para el alma, para el bienestar físico y emocional, pero también detrás de una sonrisa se puede ocultar el estrés, la angustia, la incertidumbre, emociones y circunstancias de las cuales el ser humano puede o no sentir control de una situación, de una vivencia, de un estado anímico.
Invito entonces a reflexionar de una manera holística y, tanto comprensiva, qué es lo que nuestra sonrisa propone, de manera voluntaria e involuntaria, cómo una sonrisa puede abrirnos la posibilidad de conectar con otro ser humano, a sentir empatía, a disfrutar un momento, e incluso a que nuestra vida pueda ser amena -aunque el momento no sea el idóneo para sonreír-. Nuevamente escribo con este sentido figurado porque es impresionante cómo la expresión de una simple sonrisa, ajena o propia, puede cambiar de manera inmediata y espontánea la situación, incluyendo una caminata en solitario o el escuchar una canción de nuestra preferencia.
La sonrisa es incluso esa conexión a lo que hemos sido, hemos dejado de ser y el enlace a un cúmulo de vivencias, tal y como yo lo siento al escuchar la canción de José Luis Perales. Es regresar a esa niñez al lado de mi padre, con sus ideales, con sus preocupaciones, con sus jornadas de trabajo y con su cariño incondicional exponiéndome a una canción cuyas estrofas tienen resonancia en mi cerebro, pero también en mi corazón.
La sonrisa también es ocultar las emociones que tal vez no deseamos exponer o que por decisión personal deseamos guardarlas para nosotros mismos, para quien creemos debe conocerlas. La sonrisa es una expresión humana que debe despertarnos empatía por el prójimo en la forma que lo sintamos y el momento lo conduzca o inclusive en ese instante inconsciente de recibirla y responderla de manera recíproca acompañada por el silencio o por algunas palabras.
Me he preguntado… ¿Con o detrás de una sonrisa qué historias existen? ¿Qué sentimientos se expresan o se guardan? El ser humano en su complejidad puede variar esta expresión de forma infinita y multidimensional pero, sin lugar a dudas, sonreír o que nos sonrían tiene siempre una implicación de positivismo aunque el ejercicio resulte para algunos complejo, innecesario o sin motivo.
José Luis Perales dice en su canción que “con una sonrisa… compro el dolor… el llanto de los niños… el hambre del mendigo que ignoré… aquellos pies descalzos que pisé…” ¿Con o detrás de una sonrisa, qué desea lograr, qué añora, qué espera o qué disfruta?
Le motivo a que por un momento sonría con la consciencia de tener un objetivo, aunque sea simplemente el querer sonreír. Le motivo a que sonría, con frecuencia, aunque no haya razón aparente. Lo motivo a que observe la sonrisa de su familia, de sus amigos, de sus colegas, del extraño por la calle o de quien le sonría. Le motivo a que, a pesar de cualquier circunstancia, no olvide que sonreír, es también un regalo para quien se encuentra próximo a usted.
Con o detrás de una sonrisa, sin duda, hay intencionalidades que muchas veces nos motivan a seguir adelante, a lograr lo que se ha propuesto, a celebrar, a mejorar una relación, a canalizar un triste sentimiento o simplemente a disfrutar el momento. ¡Sonría!