Blanca Odaliz y Roque se conocieron por Instagram en 2015 y desde entonces, pese a que al inicio fue algo como “amigos”, nunca dejaron de procurarse, de ser amigos en redes sociales, hasta que un hermoso día, tras conocerse, se dieron cuenta que estaban hechos el uno para el otro.
La primera vez que “Rocky”, como le llaman sus amigos y familiares, la invitó a hacer una sesión de fotos y así empezaron a intercambiar mensajes. Pero no fue hasta 2016 que Roque publicó una foto de su troca Chevrolet 1972 en su Snapchat, y ella comentó que “estaba muy chingona”, fue así que empezaron a platicar más en confianza, como amigos, hasta que finalmente Roque la invitó a salir.
“En ese tiempo me encantaba pescar y él me dijo: `vamos a pescar´, y yo, pues bien puesta porque pensé que íbamos a ir como amigos, hasta que él me aclaró: `es una cita´. Y yo entre mí dije: `¡¿cita?!´… ¡Pero por supuesto que estaba puesta! Aunque me puse bien nerviosa”, recuerda Blanca.
En aquella primera cita hubo gran conexión porque además de compartir la misma actividad recreativa de la pesca, Roque llevó “cheves” y snacks mexicanos (pulparindos, mazapanes y mango seco con chile… ) “¡Me encantó!, porque además, hablamos de nuestra cultura, familia y música, especialmente de rock en español”.
Sin duda fue una cita muy especial y memorable, Blanca comenta que nunca se había divertido tanto y pues además fueron a pescar, algo que ella ama hacer.
“Estuvimos platicando y pescando por cinco horas más o menos. Al final de la cita le dije `hope I didn’t scare you off´, ¡El resto es historia. Me pidió ser su novia en octubre 2016 y en diciembre de 2019, me llevó mariachi para pedirme matrimonio!”
Habían planeado casarse el pasado 30 de octubre de 2020, pero por la pandemia de coronavirus suspendieron sus planes y un año después cumplieron su sueño en Gilbert, Arizona.
Fue una boda especial y no sólo por el amor que irradiaban los novios y el acogedor ambiente familiar y de amistades. Se casaron a la mexicana, ella con dos hermosos vestidos de encajes y él, orgullosamente ataviado de charro. Y porque además de la ceremonia religiosa, se casaron en un ritual tradicional honrando a su cultura y a sus ancestros.
¡Enhorabuena y larga vida al amor!