septiembre 12, 2024

Amistad: Crecer sin Coincidir

Por: Dra. Nadia Alvarez Mexia 

De muchas formas, la amistad se ha definido inclusive a través de la historia, los cuentos, anécdotas personales e interpretaciones. A través de estas definiciones y reflexiones es que podemos coincidir que la amistad no solo se trata de un sentimiento fraterno sino también profundo, tanto como lo es el amor. 

Y es así, porque cuando aprendemos a amar a los amigos, es cuando comprendemos que el concepto y sentido de la amistad no radica en la perpetua coincidencia, que, en muchas ocasiones es en los desacuerdos y en los desencuentros que encontramos la amistad no sólo incondicional sino aquella que está dispuesta a crecer, transformarse, nutrirse e incluso alejarse para después reencontrarse. 

Desde la niñez, se nos inculca que la amistad es la coincidencia de puntos donde dos o más personas concuerdan. Es entonces que disfrutamos de los mismos juegos, gustos y que conforme transcurre la vida se convierten inclusive en disfrutar de la misma forma de vestir, las mismas estrofas musicales y los mismos lugares que se frecuentan. Pareciera entonces que la “verdadera amistad” es aquella que evita confrontarse y que entonces se nutre en el cimiento de ser casi iguales o encontrar la coexistencia en las mismas líneas de similitud. 

Entonces seguimos creciendo, y conforme vamos definiendo nuestro carácter podemos experimentar los primeros desencuentros de amistad. Aquellas amistades que concluyen, que se apartan, que dejamos, o que simplemente pasan como un recuerdo a veces agradable y otras ocasiones como un espejismo de algo que pareciera era y no fue. 

¿Por qué tememos a ese cambio? Pareciera que iniciamos un caminar para encontrarnos al mismo tiempo que vamos casi desechando amistades, algunas se quedan colgadas con la esperanza de volver y otras más posiblemente sigan con nosotros tratando de acomodarse a este nuevo caminar. Estas últimas amistades, muchas veces, son pocas, pero a través del tiempo podemos encontrar la razón de su vínculo casi permanente a nuestras vidas. 

Pero volviendo a la pregunta, ese cambio al que tememos es parte de ese proceso de maduración y crecimiento donde, como el amor, nos toca experimentar lo que es la amistad y como es que llega a cohabitar en lo más profundo de nuestros sentimientos. Entonces aprendemos, que la amistad, no es solo aquella que coincide en casi todo, por el contrario, pareciera que, entre menos concurrencias, es que logra trascender a través del tiempo, de los espacios, de las distancias y de nuestros cambios personales. 

Si te tomas el tiempo de recolectar en pensamiento y sentimiento a tus amistades, esas que no concibes estar sin ellas – en cualquier punto de tu vida – te darás cuenta, que, en su gran mayoría, de solo pensarlas te arrancan una sonrisa; pero a su vez, te han invitado en momentos claves a la reflexión, a la discusión, al distanciamiento y a la oportunidad de valorar lo que esa amistad aporta a tu vida. En otras tantas ocasiones inclusive se habrá de experimentar el distanciamiento paulatino dado por una nula conexión, una discusión o simplemente porque la vida pasa.  Sin embargo, en todos estos casos cuando la amistad aporta siempre – léalo bien, siempre – se logrará el punto de encuentro porque la amistad es aquella que crece sin coincidir en todo o en casi nada. 

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