Por: Juan Manuel Koller González
Fotos: Almaji Fotografía
Uno de los ecosistemas más emblemáticos del planeta son los desiertos, esas grandes regiones naturales que causan asombro por su vastedad y aparente soledad pero que, en realidad son sitios de una gran belleza, de impresionantes paisajes, de una increíble biodiversidad adaptada a ellos, y de sitios que la humanidad ha ocupado y venerado desde los inicios de la civilización.
Los desiertos se caracterizan por una escasez de agua, lo que hace que sean lugares muy secos y con diferente grado de aridez. En estas regiones las lluvias pueden ser muy escasas e incluso estar ausente durante años en algunas partes de ellos, la humedad en el aire es muy baja, y las altas temperaturas en el día pueden ser demasiado sofocantes, hasta 50 °C. La presencia de vientos fuertes es otra característica de estos sitios que, contribuyen a moldear el paisaje. La variación de las temperaturas se vuelve extrema también durante las noches, en los cuales, el descenso pueden llegar incluso a 0°C o menos. Son estás las características que, hacen que la vida en los desiertos sea todo un reto, y un desafío no solo para los seres humanos sino en general también para las plantas y los animales.
“Lo hermoso del desierto es que, en cualquier parte esconde un pozo de agua” -Antoine de Saint-Exupéry
Una de las imágenes más usuales que tenemos presente sobre los desiertos es que son grandes extensiones cubiertas de arena, y aunque muchos de ellos tienen esta característica, donde destacan las famosas dunas, hay desiertos que son más rocosos o pedregosos, se pueden encontrar además en su paisaje elevaciones montañosas de formas caprichosas, moldeadas a través del tiempo por el viento, y por antiguos flujos de agua. El desierto, presenta por las noches, los cielos más oscuros con una mayor visibilidad de estrellas al no tener la contaminación lumínica de otros lugares, siendo todo un espectáculo mágico el poder disfrutarlo.
Los desiertos son importantes porque, aunque los asociamos a lugares sin vida en realidad hay una gran cantidad de plantas y animales que durante millones de años han desarrollado estrategias muy diversas para sobrevivir en estos ecosistemas, que traen a nuestra mente imágenes conocidas que asociamos a estos bellos lugares como los cactus. Es importante mencionar que, hay desiertos donde puede haber un mayor número de días lluviosos en el año de tal manera que, pueden generar una explosión de color al reverdecer y florecer en poco tiempo cambiando la imagen típica que tenemos de ellos.
El Gran Desierto de Sonora – Arizona
Este gran desierto, es uno de los más grandes, áridos y hermosos del mundo, su extensión es de 311,000 km2, toma su nombre del estado mexicano de Sonora del cual forma parte al igual que regiones de Baja California y Sinaloa, en los Estados Unidos abarca grandes regiones de los estados de Arizona y California, es una gran ecoregión cuya importancia va más allá de las fronteras políticas. Presentando toda una gama de paisajes que van desde las dunas de arena hasta las zonas con matorrales espinosos, sin faltar por supuesto los paisajes dominados por los cactus, saguaros, cardones, yucas, y magueyes. Un 70% de este desierto está del lado mexicano y un 30% del lado estadounidense.
Los animales característicos de este gran desierto son el berrendo, el lince, el puma, los zorrillos, las serpientes de cascabel, águilas, correcaminos, coyotes, halcones, lagartijas, tortugas del desierto, liebres, zorras, conejos, ratones, ardillas, entre muchas otras especies que han encontrado la forma de vivir en los diversos paisajes del desierto. Un caso que, es importante mencionar es que, en estas grandes extensiones de tierra en algún momento, las noches se llenaban del legendario aullido de los lobos, especie que forma parte importante de los mitos de las culturas del desierto pero que, desafortunadamente se extinguió del medio silvestre a fines del siglo XX. Esfuerzos de conservación de ambos países durante algunas décadas lograron rescatar a la especie reproduciéndola en cautiverio, devolviéndola a su hábitat natural a principios del siglo XXI.
El Saguaro
Quizás la imagen más característica del desierto de Sonora – Arizona sea el del majestuoso saguaro (llamado científicamente Carnegiea gigantea), un cactus gigante que, puede llegar a medir hasta 18 metros de alto y que, es todo un ejemplo de sobrevivencia a este clima extremo, pueden acumular una gran cantidad de agua en su tallo lo que, les permite sobrevivir a grandes períodos sin lluvia. Y también sorprendente es el tiempo que pueden vivir, entre 200 y 300 años, toda una maravilla de la naturaleza. Del saguaro, pueblos del desierto, como Los Pápago, han obtenido una gran variedad de productos como materiales de construcción, y de sus flores, frutos y semillas alimentos y hasta bebidas rituales. De esta manera, el gran saguaro no es solo un símbolo, sino una fuente de vida para los pobladores del desierto.
Los pobladores del desierto
Sin duda, vivir en un ambiente tan extremo como son los desiertos y en particular el gran desierto de Sonora – Arizona, implica retos y un amor a esta tierra que, no cualquiera tiene. Desde tiempos pasados, pueblos como Los Seris, Los Yaquis, Los Mayo, Los Pápago, Los Pimas, Los Hopi, Los Mojave y varios otros grupos han desarrollado una cultura apegada a este medio físico, estableciendo una relación armoniosa entre su forma de vida y el territorio que ocupan, desafortunadamente en ambos lados de la frontera sufrieron históricamente con los procesos de colonización. Actualmente son grupos relativamente pequeños comparados con el resto de la población pero mantienen su identidad y su arraigo ancestral al gran desierto que, para ellos es parte de su vida.
El desierto siempre es un desafío, el desierto es un reto, el desierto es belleza, el desierto es un canto a la vida, porque ante todo es esperanza.