Por: Fabiola Quintana
Una vez más hacemos hincapié o la observación del trabajo en casa ya que cuidar a la familia también es un trabajo talacha, chamba o cómo se le quiera llamar pero, es un trabajo y tal vez hasta el más agotador, es un trabajo que muchas no se ve, que no se aprecia y que hasta los mismos integrantes de la familia tampoco lo aprecian.
Y es principalmente porque lo adjudican más como una «obligación», sin considerar que no solamente es el quehacer del hogar, de lavar trastes, trapear, lavar ropa, pagar luz y agua, entre otras actividades domésticas.
También se aplica mucha administración, como cualquier empresa y es que además, la familia se puede considerar una empresa que necesita organización, planeación, estrategia, logística, seguimiento, coaching y todo esto queda inmerso dentro de este trabajo del hogar que no se reconoce como tal.
Por lo anterior, las amas de casa deberían cobrar un sueldo y cotizar en la seguridad social, esto ya se ha mencionado y debatido en diferentes ocasiones pero ¿a quién le corresponde decirlo y/o hacerlo?
Bueno en la mayoría de los casos y casi sin excepción, a las mujeres, tarde o temprano -ya sea temporal ó en definitiva- nos toca dedicarnos a las tareas de la casa, al cuidado, crianza y educación de los hijos.
DURANTE LA PANDEMIA
Ahora vamos a poner en balance ¿quién ha sido la más afectada en esta pandemia, las mujeres madres, trabajadoras, esposas…?¿por qué? Porque son muchos los cambios que han aparecido en el funcionamiento diario de las familias y de las mujeres.
Aunque si algo ha evidenciado esta situación ha sido la pandemia ya que ha agrandado la brecha del género respecto a los ciudadanos.
En este sentido la carga de trabajo qué ha recaído sobre todo en los hogares no se está distribuyendo de manera equitativa, ya que las mujeres son las principales responsables de los cuidados y educación escolar, aún resolviendo múltiples tareas del hogar. Ha sido una carga excesiva.
Otra carga emocional sobre muchas mujeres recae en aquellas que perdieron su trabajo durante la pandemia de Covid-19, perdieron su único ingreso del que disponían para sobrevivir y esto las ha llevado a escenarios de ansiedad, cansancio, estrés, impactando fuertemente sobre su estado de ánimo.
Además, cerraron las guarderías y estancias de apoyo con las que contaba muchas madres y a los hijos tampoco se les podía dejar con los abuelos u otros familiares que pudieran apoyar a la mujer trabajadora.
EFICIENTES EN EL TRABAJO
Y hay que destacar, valorar, reconocer, que las mujeres han sido un gran apoyo para las empresas, ya que han demostrado que son muy buenas en la cuestión organizacional, administrativa, venta y que pueden mantener esa empatía con el cliente son responsables, cumplen con su trabajo, no faltan mucho, son más eficientes y aún así se le discrimina y no se les reconoce como debe ser, ni se le considera por ser madres. Y las empresas claro que lo saben por eso contratan más a mujeres que a hombres en las últimas tiempos.
Pero aún así lo hacen con mucha restricción y ventaja, porque en lugar de apoyarlas en la mayoría de los casos les dan la espalda incluyendo empresas que se jactan de estar inscritas en programas que se dicen ser » familiarmente responsables».